martes, 26 de agosto de 2008

Cuando muere la mascota de un niño…

Los niños desde muy temprana edad son capaces de notar cambios en el hogar, por ejemplo pueden notar desde si usted cambia una palabra su cuento favorito.

Lo principal es decir la verdad a los niños, ellos saben cuando el padre o la madre les están mintiendo y pueden perder la confianza depositada en los padres. El mentirle y decirle que el perro escapó puede crear confusión y ansiedad, incluso depresión y hasta sentimientos de culpabilidad; niños muy jóvenes pueden creer que hicieron algo malo para que su mascota escapara. Si la mascota está enferma, hay que explicarles que estaba muy enferma y con mucho dolor para seguir viviendo; en caso de que la muerte sea el resultado de un accidente hay que explicar que debido a ello, la mascota se lastimó seriamente y que eso produjo la muerte.

Es importante dejar que los niños expresen sus sentimientos de dolor, muchas veces es en el hogar el único lugar en donde pueden hacerlo. Los muy pequeños pueden hacer dibujos y expresarse de esa forma, pero lo importante es dejarlos expresar sus sentimientos. También debemos recordar que los niños nos ven como ejemplos a seguir y que también debemos de solidarizarnos con ellos y hacerlos entender que es normal estar triste. Ellos recordarán la forma en que actuamos ante distintas situaciones toda la vida.

Muchos adultos se apresurarán a conseguir otra mascota casi de inmediato; esto no da tiempo para que los niños afronten la realidad de la pérdida… si se sustituye muy pronto a la mascota puede prolongar el estado de negación y producir que los niños no quieran a la nueva mascota. Es importante esperar un tiempo hasta que todos en la familia estén de acuerdo en conseguir otra mascota.

Muchas veces los niños desearían tener un lugar en el cual poder ir a ver a su mascota muerta. Algunas familias pueden hacer un jardín conmemorativo, hacer un álbum de fotos o escribir algo sobre la vida de la mascota con la familia. No hay que impedir que suceda y hay que dejar que sean ellos los que participen, pueden sorprenderlos con su creatividad.

En caso de que sea necesario practicar la eutanasia, no se recomienda que sea presenciada por menores de 9 años, es un evento traumático que puede dejar una impresión por mucho tiempo. Cuando se trata de adolescentes se deberá de hablar claramente con ellos y explicarles; nunca deberán obligarlos a estar presentes.

Es importante una buena comunicación y no engañarlos, deben comprender que es parte de la vida.

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