martes, 13 de enero de 2015

DILEMA ÉTICO DEL USO DE ANIMALES COMO ATRACCIONES, VIVIR PRISIONERO A CAMBIO DE UN RATO DE ENTRETENIMIENTO

DILEMA ÉTICO DEL USO DE ANIMALES COMO ATRACCIONES,
VIVIR PRISIONERO A CAMBIO DE UN RATO DE ENTRETENIMIENTO

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                             Fotografía: Mauricio Cuevas (Zoo La Jungla, IRTRA)

Los seres humanos vamos por el mundo sin pensar, imaginemos por un momento que fuéramos extraterrestres y pudiéramos observar el comportamiento de nuestra civilización; quizá nos podríamos dar cuenta de lo ridículos, lo superficiales y lo absurdos que a veces somos. Como parte de las especies que habitamos este planeta no nos damos cuenta de que nuestro futuro como humanidad depende de muchas cosas y, dentro de esas “muchas cosas”, no hay ninguna más importante que cambiar nuestra forma de pensar.

Cambiar nuestra forma de pensar es fundamental, es obvio que pensando de la misma manera que lo hemos venido haciendo hasta ahora no vamos a llegar a nada bueno. Uno de los cambios que considero imprescindibles es en nuestro comportamiento hacia las otras especies que habitan La Tierra, y lo considero insoslayable porque vamos a necesitar de una cualidad que desafortunadamente es muy escasa en un futuro muy próximo, la empatía.

La empatía es la capacidad de percibir lo que otro ser puede sentir; es esa cualidad que si no fuera tan escasa haría de este mundo uno mejor para todos. Y una de las formas más sencillas de aprenderla es cuando se es niño y se comparte la vida al lado de alguna mascota. Es increíble que hasta los niños muy pequeños pueden llegar a comprender que un animal está sufriendo porque está enfermo. Y cuando la desarrollan seguramente hará que sean mejores personas pues dicha empatía se aplicará durante su vida en sus relaciones sociales.

El psicólogo Hal Herzog explica que en psicología se da importancia a nuestro comportamiento hacia los animales y hay numerosos estudios que tratan de encontrar una conexión (“link” le llaman ellos) entre el abuso animal cuando niños y la criminalidad de adultos. Es un libro altamente recomendado y lo que quiero es que lo lean, por tal motivo no voy a entrar a contarles lo que dice con detalles.

Obviamente hay algunos abusos peores que otros, pero lo fundamental es que no imagino a ningún criminal (de los peligrosos) con mucha empatía por los animales, lo digo porque tampoco tienen empatía por su misma especie.

Seguramente están pensando que ustedes no son abusadores de animales, apuesto a que muchos creen poseer empatía para regalar, pero adivinen qué: nuestras vidas a veces superficiales, hacen que no razonemos y nos mantienen en la ignorancia. La cosa no es tan sencilla y voy a explicar con algunos ejemplos.

¿Cuántos de ustedes han ido de vacaciones a Florida? Seguramente muchos; ahora viene la pregunta: ¿qué hay de importante en La Florida? Supongo que todos los que la hemos visitado nos la hemos pasado viajando entre un parque temático y otro; los hay para todos los gustos. Por haber sentido siempre atracción por los animales mis parques favoritos eran SeaWorld, el Miami Seaquarium, Monkey Jungle, Parrot Jungle, Busch Gardens y Disney’s Animal Kingdom.

Quiero aclarar que disfruté cada minuto que pasé en cada uno de esos lugares, lo disfruté en mi más completa ignorancia. En aquel tiempo yo no sabía que los animales no eran más que un negocio y que dichas empresas únicamente lucran con ellos. Lo más triste es que no solo ganan millones de dólares, dinero que todos los ignorantes hemos ido a dejarles, sino que además presumen de estar haciendo cosas buenas por el reino animal y ocultan una realidad dolorosa y vergonzosa.

En Florida se explota a los delfines de todas las formas posibles, hasta el equipo de fútbol americano de la ciudad de Miami lleva ese nombre. Estas son criaturas no solo son inteligentes, sino brillantes y representan un activo valiosísimo para cualquier empresa que se dedica a la recreación. ¿Saben de dónde salen esos delfines?, claro que ya habrá más de alguno de ustedes pensando que son nacidos en cautiverio; en parte es cierto, algunos nacen sin libertad, pero hay una realidad sangrienta en una bahía de Japón llamada Taiji, realidad que dichas empresas (las de los parques temáticos) preferirían que no se supiera.

Todos los años los japoneses salen al mar para capturar delfines, cientos de miles han sido llevados a la bahía de Taiji, en donde se les mantiene encerrados por medio del uso de redes. A ese lugar llegan los compradores de grandes y pequeñas empresas recreativas, a elegir ejemplares para sus espectáculos. El precio de un delfín capturado ronda unos 150,000 dólares, pero es una inversión que generará una ganancia de entre 1 y 2 millones de dólares a la compañía. ¿Les parece ético hacerle esto a un animal tan inteligente como los delfines?

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¿Saben qué sucede con los delfines que no se venden? Los matan de una forma inhumana, la bahía se tiñe de rojo con su sangre, ninguno se salva de terminar así. Si alguien no me cree puede ver el documental ganador de un Oscar, The Cove, todo lo que tienen que hacer es un clic sobre el vínculo que estoy proporcionando.

Personalmente, me resulta absurdo y contradictorio ver a los japoneses hablando del papel del honor en su cultura, pero matando ballenas con la excusa de que están haciendo investigación, así como vendiendo y masacrando a los delfines que robaron de la naturaleza.





Opposition by environmental groups[edit]





Si su sed de conocimientos, o de sangre, no es saciada con el documental sobre la carnicería que hacen los japoneses todos los años, también les puedo recomendar Blackfish, una película documental de CNN sobre lo que sucede detrás de cámaras en SeaWorld. Es la historia de cómo SeaWorld capturó a una ballena de nombre Tilikum y de las mentiras que dicha empresa dice para justificarse como los salvadores y benefactores de los mamíferos marinos.

Tilikum at SeaWorld Orlando
Foto Wikipedia: Tilikum

Qué tanta empatía sienta cada quien por estas especies dependerá en gran medida de qué tanto sepa cada persona sobre las especies en cuestión. No es lo mismo mantener en cautiverio a una rana que a un elefante, ni es lo mismo tener un pez dorado que una ballena en cautiverio. Cuando digo que no es lo mismo no me estoy refiriendo al tamaño, sino al grado de inteligencia que poseen y a su forma de vida. Y es que la capacidad de sufrimiento está directamente relacionada con su inteligencia y sus hábitos.

Los elefantes tienen un cerebro más grande que el nuestro, su capacidad de memoria se cree es hasta superior que la del humano, viven en grupos y recorren grandes distancias todos los días. ¿Tan poca capacidad de empatía existe en los humanos que no hay forma de darse cuenta que tenerlos en parques zoológicos, circos y otras atracciones es injusto? Los elefantes en cautiverio viven encadenados, los manejan por medio de ganchos que introducen en las zonas blandas de su piel; todo solo para que millones de personas se los enseñen a sus hijos.  En lugar de enseñarles empatía les enseñan que los hombres somos mejores que los animales y que está bien que los tratemos mal solo para nuestra diversión.

Ir a un circo y ver a los tigres saltar a través de aros de fuego, mamá osa vestida con un delantal empujando un carrito, don elefante parándose en dos patas, el delfín que salta para tocar una pelota o la orca que moja a la multitud,  ¿acaso esto no va en contra de la dignidad salvaje de los animales? Los textos de bioética explican que los animales tienen dignidad, conforme se sabe más sobre ellos nos vamos dando cuenta que la dignidad no es exclusiva de los seres humanos como lo decía Kant (Lori Gruen: Ethics and Animals, an introduction; Cambridge University Press, 2011, pag. 151).

Elephant Pyramid
Fotografía: Nazim Uddin

Podemos concluir lo siguiente:

  • Todas las empresas tienen un fin económico, lucran con los animales y los utilizan para obtener más dinero.
  • Los comportamientos que observamos no son naturales.
  • Los animales solo realizan la rutina para obtener alimento o evitar el castigo.
  • Estas empresas dicen cuidar la naturaleza y amar a los animales, pero no les importa comprar un delfín en Japón o capturar más animales para obtener más ingresos.
  • No existe beneficio alguno o contribución al bienestar de las especies en su medio natural.
  • Ninguno de estos animales puede comportarse de manera natural, imagínen a una ballena que nada miles de kilómetros en una piscina, o a un elefante encadenado toda su miserable vida.
  • Las empresas mienten y ocultan la verdad del negocio en la medida de lo posible.
  • No es ético criar animales para estos fines.





Estos pobres animales, esclavos del consumismo, víctimas de la ignorancia humana y su falta de empatía, jamás podrán ser liberados,simplemente no saben vivir libres, morirían como murió la famosa orca Keiko.

No podemos ponernos románticos y abogar por su libertad, eso es ignorancia. Lo que sí podemos hacer es instruirnos, estudiar, dejar de andar por el mundo como si fuéramos una parvada que no piensa ni en lo más elemental. Cada vez que visitamos uno de esos lugares que mantiene espectáculos de tan baja categoría estamos contribuyendo económicamente y justificando un negocio sangriento e injusto.

Y espero que cada quien haga lo que pueda, que aporte su granito de arena y que no seamos como los hipócritas de los parques que dicen querer a los animales y solo los explotan.

Es urgente que nuestras nuevas generaciones aprendan empatía, la vamos a necesitar, el mundo no soporta la sobrepoblación y en un futuro pelearemos por los recursos más elementales. No quisieran ustedes que las personas con poder tuvieran empatía por los débiles, por los pobres, ¡por nosotros!  

¿Y qué podemos esperar en el futuro si no enseñamos a nuestros niños a respetar la vida desde una temprana edad?

Para terminar:
  1. Hagan clic para ver los documentales para juzgar, .
  2. Agradezco a quienes tienen el valor de defender lo correcto y ser la voz de los que no pueden hablar.
  3. La única excusa para visitar uno de estos lugares es su propia ignorancia; para los que conocen la realidad no la hay.