viernes, 21 de noviembre de 2014

Epilepsia en perros.

7.
Revista Criterios y Valores
Dr. MAURICIO CUEVAS IMERY
Link Humano-Animal


Guatemala, 20 de noviembre del 2014


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Los perros epilépticos se encuentran perfectamente normales entre una convulsión y otra, el diagnóstico se hace al descartar otras patologías.







EPILEPSIA EN PERROS

La causa más común de convulsiones en caninos es la epilepsia, se trata de una afección que presenta una prevalencia alta (muy común) en la población de perros posiblemente debido a la crianza selectiva a la que son sujetos por parte de los humanos. Voy a explicar brevemente de qué se trata esta afección, pero no es un artículo científico sino más bien algo basado en mi experiencia como médico veterinario.


Es relativamente común que los perros sufran de ataques epilépticos o convulsiones, en gatos es muy raro que ocurran. En esta ocasión quiero comentar sobre las convulsiones epilépticas, otras causas de convulsiones, como por ejemplo una intoxicación, no las explicaré.


La epilepsia es un defecto en la conducción nerviosa a nivel del sistema nervioso central (cerebro) que se manifiesta por pérdida de control muscular. Se presenta casi siempre en perros que tienen entre 1 y 5 años de edad; las mascotas mayores de esta edad es más probable que sus convulsiones se deban a otras causas. Algunas personas jamás se dan cuenta de que tienen una mascota epiléptica porque con frecuencia los ataques pueden ser nocturnos.


La convulsión típica inicia con un perro que se pone un poco nervioso, luego caerá al suelo y mostrará contracciones musculares fuertes e involuntarias, también puede perder control de sus esfínteres y es posible que defeque y orine durante el episodio. Tarda aproximadamente unos minutos y después se recuperará relativamente fácil y rápido. Los animales epilépticos se encuentran clínicamente normales entre una convulsión y otra.


Se debe en primer lugar mantener la calma, algunas personas se ponen tan nerviosas que ponen en riesgo su integridad física al actuar de manera impulsiva, es importante que el perro no se pueda golpear, no hay nada mejor que el sentido común: si la convulsión se presentó en un lugar en el cual el perro pueda lastimarse -una mesa, artesa (piscina o cuerpo de agua), escaleras, etc.- deberá colocarlo en un sitio seguro para que no pueda sufrir traumatismos como consecuencia de una caída. Hay que tener mucho cuidado de que el perro no lo pueda lastimar a uno al tocarlo, algunos perros pueden morder o arañar, recuerden que no están conscientes de sus actos. NO se deben cargar o manipular porque también podrían de forma involuntaria, impedir la respiración normal en un animal inconsciente.


En caso de que la convulsión tarde más de cinco minutos o de que suceda más de una de manera continua deberá llevar a la mascota inmediatamente con un veterinario. Estas convulsiones continuas se conocen como status epilepticus y son una emergencia médica.


Para diagnosticar epilepsia -en animales-  se debe descartar que exista algún otro problema, ya que no produce alteraciones que sean detectables clínicamente o por medio de algún examen de laboratorio. Hay algunas otras condiciones médicas que pueden confundirse con un episodio epileptiforme (intoxicaciones, hipoglicemia y síncope cardíaco para mencionar algunas), pero en esos casos al hacer exámenes se pueden encontrar anormalidades.


El tratamiento es delicado porque se hace con medicamentos controlados que requieren receta de un médico veterinario para ser despachadas. Antes se decía que los perros que sufren episodios esporádicos no necesitaban tratamiento, únicamente se proporcionaba en aquellos casos en que las convulsiones afectaban  su calidad de vida considerablemente, hoy en día hay otra tendencia de tratamiento que dice que con cada descarga eléctrica que se produce en el cerebro se produce la muerte de gran cantidad de neuronas; por lo tanto se recomienda el tratamiento en todos los casos.


No está de más recordar que los animales que la presentan deben ser eliminados de los programas de reproducción para evitar que se transmita a su descendencia.