lunes, 18 de marzo de 2013

Los perritos "tea cup" son un gran engaño.


En Guatemala existe un gran número de personas que se dedican a estafar a todos los que lleguemos a estar cerca de ellos. Mi percepción era que los que se dedican al comercio informal de vehículos eran las personas en que menos se puede confiar, pero últimamente tienen una fuerte competencia con las personas que se dedican a comercializar animales, principalmente mascotas.

Quiero llamar la atención porque el día de hoy vino un matrimonio joven que posee una empresa que fabrica artículos para mascotas. Ellos renunciaron a sus trabajos por creer en su proyecto y con la intención de mejorar económicamente. Actualmente llevan varios años en esto y se encuentran en la fase de diversificar su empresa; como conocen a muchas personas del medio alguien les preguntó si podían conseguir una perrita raza yorkshire de las conocidas como “tea cup”. Curiosamente sabían de alguien que tenía una perrita a la venta y decidieron servir de intermediarios para ganar un 10% del valor de la perrita.

Un 10% puede no parecer mucho, pero los precios que las personas pagan en nuestro país son altísimos porque en primer lugar existe una clase de personas que podrían pagar casi cualquier cosa, porque los salarios de los altos funcionarios son altísimos, porque las empresas que contrata el gobierno son de aquellos individuos que financiaron las campañas para después volverse millonarios, y porque hay una infinidad de formas de lavar dinero o pertenecer al crimen organizado. Para ponerlo en palabras más sencillas, hay mucha gente a la que el dinero no le cuesta. Así que un perrito de estos puede valer unos 10,000 quetzales, y eso no es mucho si lo comparamos con algunas otras razas por las que se piden unos 3,000 dólares americanos, si no lo cree puede consultar los precios en las tiendas de mascotas.

Lo triste de esto es que la señora que recibió la perrita les estuvo llamando constantemente para informarles que no comía, que lloraba todo el tiempo y finalmente, a la mañana siguiente, para contarles que la perrita había muerto.

El joven matrimonio se vio involucrado en algo que no pensaron antes de hacer el negocio y terminaron enredados en una telaraña que se teje día a día para estafar. Lo justo es que a la señora que la compró se le reponga el dinero, en eso no hay nada que discutir, pero quién debe reponer el dinero es el dilema. Para ellos 11,000 quetzales es una cantidad que los va a afectar de una forma fuerte en su presupuesto, ya que la señora que les vendió a la perrita les dijo que no les devuelve nada. Ahora es cuando se debe negociar con las partes y es el momento también en el que se descubre el lado oscuro del negocio de las mascotas.

Mi recomendación es que busquen a un abogado, porque hay muchas cosas que fueron mal hechas. En primer lugar no existe ningún documento que ampare la transacción, no les dieron ni siquiera un recibo por el dinero que le pagaron a esta persona. Les entregó una perrita con garrapatas y problemas de salud que condujeron a su muerte en menos de 24 horas. Luego ofreció darles otro perro porque el dinero no se puede devolver.

La señora que había comprado a la perrita les dijo que posiblemente sí se quiere quedar con el hermanito, así que fueron a traerlo y lo trajeron para que se examine y les diga si en mi opinión está sano.

Lo primero que voy a explicar es que términos como “miniatura” o “pocket”, que se usaban hace 25 años en el lenguaje de los traficantes de perros, son ahora obsoletos y han sido reemplazados por otros como el “tea cup”. Estos animalitos son más caros porque se supone que crecen menos; por lo tanto los criadores de perros hacen lo posible por conseguir los ejemplares más pequeños posibles. Pero más pequeño no significa mejor, mucho menos en términos biológicos, y muchos son más pequeños porque tienen defectos congénitos que impiden su crecimiento o desarrollo normal. Si el defecto no es lo suficientemente serio como para evitar que llegue a la madurez, entonces esos genes de un animal genéticamente debilitado servirán para reproducirlos y tratar de obtener más ejemplares a cualquier costo.

Si alguien se pone a leer el estándar de alguna raza va a encontrar las características ideales que debe poseer un perro que pertenezca a la misma. Es la más pura ignorancia e ingenuidad la que hace creer a las personas que un perro defectuoso, que además es más caro de lo normal, va a ser una buena mascota o que va a tener una vida larga y de buena salud.

Para no alargar más la historia, el perrito que les dieron es hermano de la que murió, y lamentablemente no tienen las características que debe tener dicha raza, tampoco tiene la edad que dicen que tiene y en pocas palabras no creo que valga ni Q500 quetzales porque no es pura raza; además tiene retenido un testículo. Es con este perrito que ellos esperan recuperar los 10,000 quetzales que gastaron al venderlo y que posiblemente se los acepte su cliente para llenar el vacío que dejó la prematura muerte de su hermana.

¿Pero será justo que esta señora se quede con el perrito? Claro está que no es lo que ella estaba buscando y sería no solo injusto, sino nada ético, dejarla que se quede con este animalito sin que ella conozca la verdad.

El truco más viejo que usan es mentir en la edad de los perros, les dicen que tienen una edad mayor para que los compradores crean que va a ser pequeño. He visto personalmente perritos de poco más de tres semanas de nacidos, sin dientes, que han sido vendidos diciendo que tienen 2 ó 3 meses. Otra treta es tatuarlos para darles más valor, y otra decir que los papeles se los darán a los 5 meses cuando terminen su plan de vacunas, que por supuesto es requisito aplicarlas con el señor estafador para que les entreguen los supuestos papeles.

Nos quedamos siempre con la duda de cómo va a terminar todo esto, mientras tanto la señora que se dedica a vender estos perros se queda como si nada preparando la telaraña para la próxima víctima.